Cuando Herbert viajó a Acapulco, Guerrero, para representar a TenarisTamsa en la Convención Internacional de Minería 2023, no imaginó que al asistir a ese evento al que acudía anualmente, iba a convertirse en una de las personas afectadas por el huracán más fuerte que ha tocado tierra en las costas del Pacífico de México en la última década.
El martes 24 de octubre, al llegar al aeropuerto de Acapulco, el Gerente de Ventas de Productos Industriales pensó que sería un día normal. Pese a que la tarde estaba lluviosa, no había ningún aviso de alerta, por lo que acudió al hotel sede de la convención para participar en la ceremonia de inauguración.
“Llegué a registrarme, hicieron la inauguración y todo estaba caminando conforme a lo planeado, hasta que nos enteramos de que representantes de uno de nuestros distribuidores autorizados, no habían podido despegar de Culiacán por la situación meteorológica. Fue entonces cuando una persona del staff de la convención se acercó y nos dijo que un huracán impactaría entre las 4 y 5 de la mañana del miércoles”, relata.
Al llegar a su hotel, se enteró de que el huracán Otis había aumentado a categoría 5 y que su impacto se adelantaría para la medianoche. “Eran las 10 de la noche cuando llegué a hacer el check in, la lluvia era leve y en la recepción me comentaron que en caso de alguna situación de emergencia se iba a acondicionar un refugio en la parte de abajo del hotel”, recuerda.
En ese momento, Alejandra García, esposa de Herbert, estaba en su casa en Monterrey, Nuevo León, y un corte informativo interrumpió el programa televisivo que estaba viendo para alertar sobre el próximo impacto de Otis en Acapulco, por lo que decidió comunicarse de inmediato con él.
“Cuando oí eso me puse blanca, me súper preocupé, le escribí a Herbert y un rato después me contestó que estaba bien. Le pedí que no saliera, ya nos había tocado un huracán en Tulum, pero de una categoría menor, y me recordó que ya habíamos pasado por algo así. Como lo oí tranquilo, me tranquilicé también. Me mandó una foto de la alberca y de la bahía, y nos despedimos para dormir”, comenta Alejandra.
El impacto del huracán
Mientras dormía, Herbert empezó a escuchar cómo la velocidad del viento aumentaba hasta que la fuerza de las ráfagas logró romper las ventanas de su habitación. Las persianas habían evitado que los vidrios salieran proyectados, por lo que de inmediato se levantó y colocó tanto el colchón como la base de la cama sobre ellas para contener la entrada del aire.
Rápidamente logró guardar sus cosas y tomar unas botellas de agua antes de desalojar la habitación. Al salir al pasillo se topó con otros huéspedes y juntos bajaron a la recepción del hotel para ser guiados por el personal hacia el refugio.
“Bajamos como dos o tres pisos, hacia el refugio que era un salón de fiestas del hotel que estaba en la parte de abajo. El hotel había puesto unos camastros, unas sillas, unas camas y una cuna, para que pasáramos la noche. Ya se había ido la luz, pero los letreros de las salidas de emergencia iluminaban el lugar”, narra Herbert.
De repente, los ventanales del refugio se rompieron. Por la intensidad de la lluvia y el viento, el lugar comenzó a inundarse y los huéspedes tuvieron que evacuarlo. Cuando esperaban en el lobby del salón, el techo de plafón comenzó a vencerse y tuvieron que buscar otro sitio seguro dentro del hotel.
“Éramos unas 40 personas que subimos un piso y nos resguardamos en un pasillo que daba a los baños, donde los techos y las paredes eran de concreto. Estuvimos como hora y media en ese lugar hasta que pasó el ojo del huracán y nos movieron a una sala de juntas”, asegura.
Al amanecer, Herbert y los huéspedes del hotel comenzaron a darse cuenta de la magnitud de los daños. No había energía eléctrica ni red telefónica, por lo que una vez que la lluvia se detuvo, decidió trasladarse a un Cuartel de la Marina en compañía de una pareja con un niño y dos jóvenes pilotos.
“La sensación al ir caminando y ver todo destruido, me hacía pensar: sí la libré. Había muchos daños materiales, palmeras tiradas en la calle, escombros y gente saqueando las tiendas”, comparte. Alrededor de las 2 y media de la tarde, lograron llegar al cuartel, donde los marinos les indicaron que debían esperar las indicaciones de Protección Civil.
La incertidumbre
Esas horas fueron estresantes para Alejandra, quien se enteró a través de las noticias sobre los destrozos que había dejado Otis. “Mi hija estaba inconsolable, yo no sabía en qué hotel Holiday Inn se había quedado, así que me puse a buscar en internet todos los hoteles de esa cadena en Acapulco para ver si identificaba la alberca que me había enviado en la foto, hasta que la identifiqué. Traté de marcar, pero estaban incomunicados, así que le llamé a su jefe para ver si ellos sabían algo de él y ellos empezaron a darme la contención que necesitaba”.
Alrededor de las 8 de la noche del miércoles, personal de Protección Civil llegó al Cuartel de la Marina y les indicaron a las más de 100 personas que se encontraban en el lugar que serían trasladados en patrullas de redila a una iglesia acondicionada como refugio. “Ahí amanecimos, la mañana del jueves llegó una brigada de CFE para conectarnos la luz con una planta móvil, se instaló una potabilizadora de agua frente a la iglesia y un camión donde comenzaron a preparar la comida” cuenta Herbert.
Durante toda la noche, la hija de Herbert había tratado de localizarlo a través de las redes sociales. “Mi hija movió cielo, mar y tierra, hasta que logró comunicarse con unos muchachos que habían estado en el mismo hotel que mi esposo, les mandó fotos y ellos le aseguraron que lo habían visto y estaba bien. Eso nos tranquilizó un poquito y justo como a las dos horas él se comunicó con nosotras”, relata Alejandra.
Como a las 12 del día, una persona nos dijo que había señal telefónica y lo primero que hice fue hablarle a mi esposa y a mi hija, y mandarle mensaje a algunos compañeros de la oficina que estaban preocupados por mí”, comenta Herbert.
El jueves a las 8 de la noche, llegaron camionetas al albergue para trasladar a los damnificados a la ciudad de Chilpancingo, Guerrero, Herbert pudo salir en la primera, ya que era el doceavo en la lista. “Había un camino sinuoso para llegar a la carretera de cuota, íbamos a vuelta de rueda, porque prácticamente no se podía circular por un carril, y tardamos casi 3 horas en llegar”.
En Chilpancingo, Herbert compró un boleto de autobús para trasladarse a la Ciudad de México, donde viven sus papás, y al siguiente día logró regresar a su casa en Monterrey, después de superar una odisea que le dejó una serie de lecciones tanto a él como a su familia.
Para Alejandra “haber superado esta situación es algo que nos unió más como familia. Pasamos momentos de mucha incertidumbre, que no nos dejaban dormir ni hacer nuestras actividades. Las noticias eran el único medio de información que teníamos y todo era terrible. Aunque siempre sentí el apoyo del equipo Comercial de TenarisTamsa que estuvo en contacto conmigo, manteniéndome al tanto de cualquier actualización”.
Por su parte, Herbert asegura “hay muchas enseñanzas en esto. Sin duda, los años que llevo viendo temas de seguridad y prevención me han hecho tomar consciencia de la importancia de pensar antes de actuar, de tener paciencia y de estar cerca de las autoridades, preguntándoles. Creo que el hecho de reaccionar bien y a tiempo, hizo que llegara lo más pronto posible a casa”.
También resalta la importancia de la solidaridad que hubo entre todos y el “trabajo en equipo, que fue fundamental, porque mientras unos traíamos agua, otros conseguían comida. Me sorprendió mucho que, en medio de esta situación, la gente estaba dispuesta a compartir lo que tenía. Me di cuenta que entre más comunicación y contacto tengas con los demás, más probabilidades tienes de salir de una adversidad como esta”.
A meses del impacto del huracán Otis, el cual dejó alrededor de 50 muertos, 30 desaparecidos y millonarios daños materiales, la turística ciudad de Acapulco continúa levantándose de los escombros. Tenaris y Ternium aportaron en su momento a la causa y donaron 20,000 litros de agua, lee completa la nota aquí.